La secta del gatillo (2002) constituyen una minuciosa descripción de las actividades de la Policía provincial. Para el autor, La Bonaerense tiene cifrada su sobrevivencia en “una compleja trama de arreglos, pactos y extorsiones aplicadas sobre casi todas las actividades contempladas por el Código Penal. El mérito del finado comisario Pedro Klodczyk fue haber dotado a la institución de un sesgo empresarial. Y no menor fue su legado corporativo: el sistema de los delfines. El poder de los caciques no se diluye con su pase a retiro, sino que se perpetúa a través de un código rayano con la heráldica, donde resalta un enmarañado mapa de entenados, hombres de confianza y sucesores”.
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