Carlos Salvador Bilardo - Así ganamos.

Ni bien terminó el Mundial de México 86 que fue del seleccionado argentino, en pocas semanas estuvo en la calle el libro de Carlos Salvador Bilardo. Una pura versión de los hechos descripta en primera persona. Un trabajo que cuenta como fueron los pasos previos y todo el mientras tanto para que Argentina ganara ese torneo. A medida que se van dando vuelta las hojas, el libro comienza a transformarse para el propio autor en una medicina, en un desahogo. Pareció ser una contestación con el diario del lunes. El efecto de los medios siempre hizo efecto en los protagonistas. En aquél momento varios espacios de prensa estaban muy divididos entre Menottistas y Bilardistas. Dos estilos bien diferentes. A mediados de los 80, luego del alejamiento de Menotti del seleccionado, tomo el timón Bilardo. Un tipo obsesivo, por momentos confuso en su mensaje, apasionado por el laburo, la táctica, la estrategia, las cábalas, los detalles alejado de un fútbol más bien vistoso, sino de lucha y confrontación donde todo eso era el motivo que llevaría a la isla del triunfo.  De todo eso que le cuento hay un registro claro en el volumen. Sin una prosa estruendosa, remarcando siempre la desconfianza que sintió de un sector de sus compatriotas, con las intimidades de un grupo que se fue afianzando con el correr de las victorias sumado al apoyo de verdaderos jugadores de jerarquía, la lectura se hace rápida. Una de las notas mas sorprendentes de este trabajo es ver que dos potencias editoriales como Planeta y Sudamericana se juntaron para crearlo. También es llamativo como Bilardo describe el primer gol de Maradona a los ingleses donde apenas cita que Diego hizo el tanto, omitiendo el detalle manual del astro, pero si califica de “dudoso” el penal que le otorgan a Italia en la primera rueda. No va a encontrar dentro de estas hojas algo que muestren diferencias con el Bilardo que hoy todos conocemos. El mensaje que impulsa no ha variado demasiado. Hoy desde su programa radial o cuando brinda una entrevista deja notar con claridad que no ha superado confrontaciones que tienen más de cuarenta años de antigüedad, por el contrario las multiplica. Sigue siendo un tipo polémico que genera amores y odios. Pero por encima de todos los sentimientos el tirará sobre la mesa de las discusiones la Copa del Mundo obtenida. Y por ahí el momento de debate no se suspenda, porque en todo caso, lo que hace es mostrar como a todos lados se puede llegar por más de un camino. Como siempre hay más de una forma de hacer las cosas. Y como esa elección se la tendrá que defender siempre con argumentos. Y que en esos argumentos puede irse la vida.