Leoncio Gianello - Delfina.

"Voy a evocarte, sombra de Delfina, porque eres un símbolo, un amor y un destino". Usando la invocación de Sarmiento para con Facundo -y con evidentes remembranzas homéricas, se abre esta hermosa obra- suerte de historia novelada -que por su fuerza dramática, su hondo lirismo, su poder evocador y su indeclinable belleza, merece plenamente la mención de tan ilustres antecedentes. Delfina, esa muchacha de dieciocho años, "linda, como no se había visto otra", es el eje sétil, y verdaderamente elocuente, en torno al cual gira esta historia, cuyo protagonista es, sin embargo, aquel embrujado por sus besos, el caudillo entrerriano Francisco Ramírez. Toda una época renace y vive, con sus luces y sus sombras, sus pasiones violentas y su dramático acontecer político, al conjuro magistral de estas páginas, escritas con amor, con conocimiento profundo del contexto histórico y con rigor estilístico no muy frecuente en nuestro medio.