«… Lo reconoció cuando dobló la esquina; era uno de los obreros que
remodelaban el Corte Inglés. Como desde hacía un mes, primero estaba
ella y después la comida entre compañeros. Un cambio en su suerte, eso había sido Sergei, el primero del grupo, quien al verla en la penumbra la bautizó Belaia Zoya (Búho Blanco) y ella
lo aceptó; no por la blancura y suavidad que lo habían hechizado sino por
recordarle que no era el único ser siempre en vela… »
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