Leire Quintana decidió dejar atrás su vida en una gran ciudad, retirarse a un monasterio y aprender a escuchar su propia canción.
¿Cómo cambió esta experiencia su modo de ver el mundo?
¿Qué lecciones de vida aprendió? Leire Quintana tiene mucho que contarnos.
«Me abrumaba el pensamiento de perder a mi familia o a mis amigos, e incluso la imposibilidad de hacer nuevos amigos por el hecho de estar en un monasterio de clausura. Más adelante fui reconociendo que sin soledad, la soledad de mi celda, no podía progresar. […] Poco a poco fui descubriendo las causas, las necesidades encubiertas que no estaba sabiendo gestionar, cuestioné mis miedos, los abracé y supe, al ofrecerles mi atención, que era todo lo que necesitaban para desaparecer.»
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