Patrick y yo paseabamos por la calle Cincuenta y Cinco,al oeste de Lexington,hablando,ciuando hablabamos de la singular belleza de Nueva York en el crepúsculo artificial que producede la atenuación de la luz.El aire era tibio,suave,ligeramente velado por una tenue bruma y satura de los depravados olores que,en cierto modo,pásan en las urbes por efluvios primaverales.
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